viernes, 6 de agosto de 2010

Colonia Juvenil


Capítulo I
Antecedentes y proyección

Hacía 1991 verónica y yo nos sentíamos decepcionados por los resultados del trabajo con niños de la calle, se les procuraba prácticamente todo, pero en esencia no se apreciaban cambos sustanciales mas allá de un comportamiento socialmente aceptable, habían aprendido a observar normas de convivencia y mínimas de urbanidad, las seguían pero continuaban robando, seguían destruyendo y el egoísmo propio de la persona cosificada se hacía presente en casi todos de los niños que ellas (verónica y su grupo “Comunidad Juvenil del Verbo Encarnado”) se venían haciendo cargo desde algunos años atrás de los mas pequeños, de lunes a viernes y en periodo escolar, quedándose conmigo, junto a los mayores los fines de semana y los periodos vacacionales.
Ese año se había ahogado Armando, uno de los niños con apenas 11 años, y ninguno de los chicos que lo acompañaron y presenciaron el trágico acontecimiento dio aviso al respecto y más aún cuando yo pregunté por él simplemente se limitaron a decir que se había ido o se había escapado, cosa muy improbable.
Por otra parte, tras diez años de trabajo diario con la fundación ya me sentía mucho muy fatigado, había recurrido, el año anterior, a los religiosos que se hacían cargo de la iglesia de San Juan de Dios (me parece que se llamaban algo así como Hermanos de Jesús) para que me dieran la mano con su presencia y guía en la casa hogar, pero no obtuve ninguna respuesta, lo que tomé como una negación.
Habíamos decidido, Verónica Saucedo y yo, cerrar, no aceptaríamos más muchachos.
Ahora cuando veo a aquellos niños convertidos en padres de familia, buenos padres de familia en su gran mayoría y hasta ejemplares padres algunos de ellos, sé que valió la pena, ya platicaré mas adelante sobre la Fundación para preadolescentes y adolescentes.
Fue por el mes de Agosto o Septiembre cuando me visitó un psicólogo en mi oficina de la calle de Madero, se presentó como enviado de Luis Fernando Torres Corzo y me pedía asistiera a una junta de “Promoción Social Integral, A.C.”, en la que se planearía la creación de una institución similar a la que yo había fundado y manejaba, para platicarles mi experiencia y en su caso asesorarlos.
Promoción Social Integral, A.C. Era una promotora encargada de conseguir recursos para algunas instituciones u obras que por su naturaleza no podían expedir recibos deducibles, como era el caso de “La Casa de la Divina Providencia” que asistía niñas sin recursos o en estado de abandono, no contaba con un patronato y estaba mas bien ligada a la parroquia de Santiago, y las obras que las Madres Reparadoras, específicamente la Madre Paz, realizaban en comunidades rurales, pero ahora habían decidido crear su propia obra, pero no tenían claro que sería, habían contactado con unos religiosos con los que esperaban realizarla, para lo que habían conseguido un terreno a los religiosos.
La junta fue en la casa del Sr. Alejandro Torres Corzo, ahí estaba él que llevaba la voz cantante, Luis Fernando y el cuñado de ellos, el Sr. Juan de Dios Guevara que hacía las veces de asistente de don Alejandro, al menos en las juntas, y también estaba el superior y otro hermano de “Los Hermanos de Jesús”, los mismos que tiempo atrás se negaron a prestarme ayuda.
De esa reunión siguieron otras mas pero no en todas asistíamos todos, en algunas faltaba Luis Fernando, el psicólogo dejó de asistir y en algunas estuvo de invitado el Arq. Luis Nava Calvillo, y Verónica Saucedo.
Los Religiosos además de vivir en la casa que se construiría, darían asistencia a niños y jóvenes que lo necesitaran, pero aún estaba por verse que tipo de menores serían admitidos, en principio se había pensado en “niños de la calle”, cuando les platiqué nuestra experiencia mas reciente desistieron de ello y don Alejandro encargó a su cuñado el Sr. Guevara, averiguara que porción de la población infantil y juvenil era la menos atendida por programas de gobierno. En la siguiente reunión el Sr. Guevara presentó su informe que arrojaba como resultado, que la población mas desatendida eran los jóvenes entre 12 y 18 años del medio rural, por no existir programas para ellos. Don Alejandro mandó llamar a su sobrino político, el Arq. Rafael Olmos Ocejo y le pidió realizara planos tomando en cuenta la opinión de los religiosos, la siguiente reunión además de los planos, el Arq. Rafael Olmos presentó una hermosa maqueta de las instalaciones.
Cuando explicó cada parte de la prototipo don Alejandro expresó: —Todo está muy bien, pero y ¿los niños donde quedarían?—
El superior de los religiosos dijo — Pues dos o tres muchachos como quiera los acomodamos—
Don Alejandro reviró de inmediato —Ah, entonces lo que quieren es una casa para Uds—
El religioso dijo que no lo había dicho así, que desde luego sería para los muchachos pero que esa sería un área aparte.
Se hizo in incómodo silencio que yo rompí preguntando al Religioso, el por que cuando les pedí su ayuda para hacerse cargo de la fundación proponiéndoles además que me haría cargo del mantenimiento, ellos no aceptaron y ahora si?—
El superior lo pensó unos segundos y me contestó en un tono de malicia como queriendo ponerme en mal:
—Pues la mera verdad es que vimos a los niños muy desatendidos…—
Comencé a contestarles —Y por que creen que les pedía su ayuda?—
Cuando don Alejandro expresó —Que poca Madre, eso no se vale—
A la siguiente reunión no asistieron los religiosos, estaban únicamente don Alejandro y el Sr. Guevara con rostros de disgusto.
—…pues resulta, don Adrián— me dijo don Alejandro —que los religiosos no van a venir, se disculparon argumentando que el vicario religioso no les había permitido asistir mas—
—Entonces ya no se va a hacer nada?— les pregunté
—Por supuesto que si, pero el asunto es en que terreno, ellos ya se quedaron con el terreno—
—Pues si de veras quieren hacer algo yo tengo un terreno de prácticamente l5,000 metros cuadrados que me dio el municipio en la administración del lic. Medina de los Santos y si no se ocupa lo tendré que regresar—
Le di las referencias de donde estaba la propiedad y quedamos en ir a verlo al siguiente sábado a las 8 de la mañana; era ya Noviembre, no recuerdo las fechas.
El día acordado llegó con cinco minutos de retraso disculpándose sentidamente por el retraso, todavía no me había dado cuenta que don Alejandro era de esos puntuales exactos que poco hay.


Cuando vio el terreno exclamó —padrísimo, padrísimo, está excelente, tiene todos los servicios, aquí se puede hacer y lo haremos si tu te integras con nosotros y lo hacemos juntos— le dije que si pero que yo no tenía recursos para entrarle económicamente, me dijo que eso ni hablar, que él se encargaba de los recursos y yo los dirigía, en pocas palabras iríamos juntos en la fundación de la obra.
La verdad es que no tenía muchas esperanzas en que ellos lo hicieran, promesas y planes como este ya los había escuchado de otros empresarios y clubes de servicio que al final no se hacían nada.
En la siguiente reunión presenté el previo de planos que me había hecho el Arq. Jesús Méndez Montalvo, no le parecieron mal pero pensando en costos y beneficios para la obra llamó de nueva cuenta al Arq. Rafael Olmos para que hiciera unos nuevos planos, que se realizaron de acuerdo a mis indicaciones, cuatro casas de cinco dormitorios, cuatro de los dormitorios para 8 muchachos y uno para el encargado de la casa, una estancia de Sala comedor, unos baños con wc’s, mingitorios y regaderas generales, el cuarto del encargado o monitor tendría su propio baño, estarían equipados con cocina, comedor y estancia cada módulo.
Yo pensaba en el sistema de Patrullas que utilizó Baden Powell en el manejo y gobierno de las tropas Scouts, cada cuarto sería como una patrulla, siete muchachos con un guía y el monitor haría las veces de Jefe de tropa.
En algunas Juntas nos acompañó Verónica Saucedo por invitación mía, poco intervenía en las discusiones o pláticas, pero resultó ser conocida de la esposa de don Alejandro por ser ella sobrina de la Madre superiora del Colegio Minerva, de donde Verónica era egresada como maestra y prestaba sus servicios como profesora, así que hubo ocasiones en que ellas, junto con la esposa del Sr. Guevara, hacían su chorcha aparte mientras nosotros realizábamos la junta.
En Enero de 1992 estaba concluido el plan de acción así como el objeto general y objetivos de la institución:
“Dar asistencia integral a Jóvenes del medio rural que habiendo terminado la instrucción primaria no tienen recursos para seguir estudiando”
Hasta ese momento no se contemplaba la construcción de una escuela, el cupo máximo se planeaba para poco más de 100 muchachos, todos varones.
El grupo que asistía permanentemente, entonces a las juntas, lo componíamos Don Alejandro Torres Corzo, el Sr. Juan de Dios Guevara, el Arq. Rafael Olmos y yo.
Finalmente quedamos de acuerdo con los planos y se fijó la fecha para inicio de la construcción, yo les dije que el 12 de Febrero simplemente por poner una fecha, cuando don Alejandro me preguntó el porque de esa fecha le dije que por ser el 12 un día Guadalupano.
He de repetir que toda la emoción y trabajo de planeación de este grupo ya lo había visto yo en algunos “Clubes sociales” que al final no hacían nada y tenía la idea de que esto sería lo mismo, así que no esperaba que las obras materiales se iniciaran, para no tener otra decepción, pero sucede que pasé por el terreno el día 15 de Febrero y vi a dos personas limpiando el terreno, lo primero que me vino a la cabeza fue que se trataba de invasores, me bajé de la camioneta y pregunté al primer hombre sobre lo que estaban haciendo y me dijo que ahí se iba a construir un asilo o algo así, que llevaban tres días ya trabajando, entonces tuve la certeza de que había tratado con personas que cumplen su palabra.
La construcción estuvo a cargo del Arq. Rafael Olmos Ocejo que no cobró por su trabajo y la obra material fue auspiciada por el Sr. Alejandro Torres Corzo