miércoles, 11 de febrero de 2009

De Johnny Welch




Por estos días recibí un mail que lleva circulando, con varias presentaciones, casi 10 años por Internet, y es nada menos que una supuesta carta de despedida escrita según sugiere el mail, por el mismísimo Gabriel García Márquez cuando creyó que estaba próximo a dejar este mundo, por un cáncer supuestamente terminal.
El poema titulado “La Marioneta” fue por esa razón traducido a diez idiomas, en cuestión de unos cuantos meses y aunque el Gran Gabo se apresuró a desmentir la autoría aún hay quienes se lo atribuyen a él.
El Poema es de Johnny Welch aunque él dice que es de “Don Mofles”, el principal de sus muñecos de ventriloquia.
Para los que no han escuchado hablar de Johnny Welch les diré brevemente que es uno de los Ventrílocuos de habla hispana mas importantes hoy en día, él da vida a unos veinte muñecos, pero el principal, su consentido, el que le ha dado mas satisfacción profesional, es “Don Mofles” que además, en mucho, es su fuente de inspiración pues con él ha escrito los libros “Lo que le he enseñado a la vida” que es donde justamente viene ese poema “La Marioneta”; “Hilos de Vida”, y “Los que no tienen vida.
Johnny Welch es abogado con postrado en criminalística, sin embargo se ha entregado de lleno a la actividad artística donde ha ganado premios importantes en el extranjero.
Pero tal vez Ud quiera conocer el poema que tanta controversia causó hace casi diez años y que finalmente llevó al encuentro de García Márquez con su autor Johnny Welch, pues aquí se lo presento con modesta voz.

"La Marioneta"
Por Don Mofles
Si por un instante Dios se olvidara de que soy una marioneta de trapo y me regalara un trozo de vida, posiblemente no diría todo lo que pienso pero, en definitiva pensaría todo lo que digo.
Daría valor a las cosas, no por lo que valen, sino por lo que significan.
Dormiría poco y soñaría más, entiendo que por cada minuto que cerramos los ojos, perdemos sesenta segundos de luz.
Andaría cuando los demás se detienen, despertaría cuando los demás duermen, escucharía mientras los demás hablan, y cómo disfrutaría de un buen helado de chocolate...
Si Dios me obsequiara un trozo de vida, vestiría sencillo, me tiraría de bruces al sol, dejando al descubierto no solamente mi cuerpo sino mi alma.
Dios mío, si yo tuviera un corazón...
Escribiría mi odio sobre el hielo, y esperaría a que saliera el sol. Pintaría con un sueño de Van Gogh sobre las estrellas un poema de Benedetti, y una canción de Serrat sería la serenata que ofrecería a la luna.
Regaría con mis lágrimas las rosas, para sentir el dolor de sus espinas, y el encarnado beso de sus pétalos...
Dios mío, si yo tuviera un trozo de vida...
No dejaría pasar un solo día sin decirle a la gente que quiero, que la quiero. Convencería a cada mujer de que ella es mi favorita y viviría enamorado del amor.
A los hombres les probaría cuán equivocados están al pensar que dejan de enamorarse cuando envejecen, sin saber que envejecen cuando dejan de enamorarse.
A un niño le daría alas, pero dejaría que el solo aprendiese a volar. A los viejos, a mis viejos les enseñaría que la muerte no llega con la vejez sino con el olvido.
Tantas cosas les he aprendido a ustedes los hombres...
He aprendido que todo el mundo quiere vivir en la cima de la montaña sin saber que la verdadera felicidad está en la forma de subir la escarpada.
He aprendido que cuando un recién nacido aprieta con su puño por vez primera el dedo de su padre, lo tiene atrapado para siempre.
He aprendido que un hombre únicamente tiene derecho de mirar a otro hombre hacia abajo, cuando ha de ayudarlo a levantarse.
Son tantas cosas las que he podido aprender de ustedes, pero finalmente de mucho no habrán de servir porque cuando me guarden dentro de esta maleta, infelizmente me estaré muriendo...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Bueno, mas que un poema, debería de ser una reflexión, no lo cree?. . . Son esos pequeños escritos que dicen mucho y que vale la pena tener presentes.

Un gran saludo.